jueves, 20 de noviembre de 2014

Cristóbal de Morales. Lamentaciones

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida.»

Leemos hoy en la Eucaristía este pasaje del capítulo 19 de san Lucas. Jesús ha llegado a su destino, Jerusalén, y sabe que le espera el rechazo del pueblo que debiera acogerle; por eso, se lamenta por la suerte de la ciudad que, efectivamente, pocos años después será destruida por los romanos. Por eso, vamos a escuchar una composición musical de una belleza estremecedora: el comienzo de las Lamentaciones, de Cristóbal de Morales, perteneciente al Oficio del Jueves, conservado en el Códice 21 de la Catedral de Toledo y fechado en 1547. Son sus intérpretes el Ensemble Plus Ultra, dirigido por Michael Noone.



Et factum est, postquam in captivitatem ductus est Israel, 
et Hierusalem destructa est, sedit Hieremias flens, 
et planxit lamentationem hanc in Hierusalem, et dixit:

ALEPH.
Quomodo sedet sola civitas plena populo. 
Facta est quasi vidua domina gentium.
Princeps provinciarum facta est sub tributo.

BETH.
Plorans ploravit in nocte, et lachrimæ eius in maxillis
eius: non est qui consoletur eam, et omnibus charis
eius. Omnes amici eius spreverunt eam, et facti sunt ei
inimici.

GHIMEL.
Migravit Iuda propter afflictionem, et multitudinem
servitutis: habitavit inter gentes, nec invenit requiem.
Omnes persecutores eius apprehenderunt eam inter
angustias.

Hierusalem, Hierusalem:
convertere ad dominum Deum tuum.
Y sucedió que, después de que Israel fuese capturada y Jerusalén destruído: Jeremerías comenzó a llorar. 
Y lloró y se lamentó por Jerusalén, y dijo:

Aleph. 
¡Cómo está solitaria la ciudad tan populosa!
La señora de las naciones ha quedado como viuda: 
la capital de las provincias es ahora tributaria.

Beth. 
Inconsolable llora ella toda la noche, y corren las lágrimas por sus mejillas: entre todos sus amados no hay quien la consuele: todos sus amigos la despreciaron y se han vuelto enemigos suyos.

Ghimel. 
Emigró y desesperose Judá por verse oprimida
con muchas maneras de esclavitud: fijó su habitación
entre las naciones; mas no halló reposo: estrecháronla
por todas partes sus perseguidores.

Jerusalén, Jerusalén, conviértete al Señor tu Dios.

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